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viernes, 14 de julio de 2017

Educación Emocional

“La  educación emocional  como herramienta transversal y esencial en el proceso de enseñanza y aprendizaje”

Nos  encontramos en tiempos difíciles, de crisis, y cambios constantes sumergidos y pendientes de los constantes avances tecnológicos. Ante esta situación es muy común encontrarnos con  grupos de niños/as que carecen de ciertas  habilidades y  recursos como tolerancia y  empatía.  Cuyo  control emocional es casi nulo o inexistente, se muestran frágiles e irritables ante los fracasos respondiendo de manera agresiva y hostil. Estas reacciones son perjudiciales ya que limitan sus relaciones e integración en el grupo de iguales.
La meta del siguiente proyecto es demostrar cómo  trabajar los sentimientos y emociones dentro del aula, favorecen el desarrollo de las competencias emocionales, y cómo este es un elemento esencial en el proceso de razonamiento y  el aumento del bienestar integral personal y social.

Etimológicamente el término de emoción viene del latín emotio – onisque significa el impulso que induce a la acción. De ahí que las emociones son importantes para el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Daniel Goleman,  Doctor  y Profesor de Psicología en la Universidad de Harvard; cofundador de la Sociedad para el Aprendizaje Académico, Social y Emocional en el Centro de Estudios Infantiles de la Universidad de Yale, cuya misión es ayudar a las escuelas a introducir cursos de educación emocional:
Define a la Inteligencia Emocional como un subconjunto de la inteligencia general que comprende la capacidad de controlar los sentimientos y emociones propias así como los de los demás, de discriminar entre ellos y utilizar esta información para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones.
A demás el constructo Inteligencia  Emocional  hace referencia al conjunto de habilidades que contribuyen a la identificación, evaluación, expresión y regulación de las emociones; así como, la canalización de la afectividad para motivar, plantear y facilitar los procesos de pensamiento y la resolución de problemas (Mayer y Salovey 1997). Es así como en este concepto se constituye  el vínculo entre el sistema cognitivo y afectivo en los seres humanos.
Para lograr esta inteligencia emocional es necesario alfabetizar emocionalmente, desde una educación emocional que posibilite el manejo de las capacidades y habilidades emocionales, que sirvan a los sujetos a desenvolverse en un futuro.
Bisquerra (2000: 243) Define la educación emocional como: Un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo emocional como complemento indispensable del desarrollo cognitivo, constituyendo ambos los elementos esenciales del desarrollo de la personalidad integral. Para ello se propone el desarrollo de conocimientos y habilidades sobre las emociones con el objeto de capacitar al individuo para afrontar mejor los retos que se plantean en la vida cotidiana. Todo ello tiene como finalidad aumentar el bienestar personal y social.
Como hace referencia  la Ley  de Educación Nacional 26.206, ARTÍCULO 20. Son objetivos de la Educación Inicial: Promover el aprendizaje y desarrollo de los/as niños/as de cuarenta y cinco (45) días a cinco (5) años de edad inclusive, como sujetos de derechos y partícipes activos/as de un proceso de formación integral, miembros de una familia y de una comunidad.  Promover en los/as niños/as la solidaridad, confianza, cuidado, amistad y respeto a sí mismo y a los/as otros/as.
Entendiendo que el fin de la educación es el pleno desarrollo de la personalidad integral del alumnado, teniendo en cuenta sus sentimientos, pensamientos y necesidades.
Apoyo personalmente  las ideas de   Lucas J. J. Malaisi, Licenciado en Psicología egresado en la Universidad Católica de Cuyo. Presidente de la Fundación Educación Emocional Argentina. Autor de los libros “Cómo ayudar a los niños de hoy, Educación Emocional”.
Plantea un proyecto de Ley de Educación Emocional,  cuyo objetivo  es. ARTÍCULO Desarrollar, mediante la enseñanza formal, cada una de las habilidades emocionales –conocimiento de uno mismo, autorregulación emocional, motivación o aprovechamiento productivo de las emociones, empatía y habilidades sociales- como las habilidades para elegir en cada niña y niño y tutores/as –docentes y padres- mediante la Educación Emocional. ARTÍCULO 4º: Inclúyase en la Currícula Educativa las prácticas de Educación Emocional en forma transversal a cada contenido curricular. Asimismo, inclúyase la asignatura titulada Educación Emocional como contenido obligatorio constituyente de una unidad pedagógica en la Educación Primaria, Especial, Secundaria, Superior, Permanente de Jóvenes y Adultos, en Contextos de Privación de Libertad y Domiciliaria y Hospitalaria. Dichos contenidos y dinámicas serán abordados asimismo en forma trasversal a todas las asignaturas que actualmente constituyentes de la currícula educativa, sin perjuicio de la asignatura que por esta ley se crea.
La educación emocional, con la intención de promocionar el bienestar consciente en la infancia y adolescencia es una responsabilidad social en la que están implicados el mundo educativo, las familias, la Administración pública y la sociedad en general. Es importante que la ciudadanía tome conciencia de ello. Más allá de la satisfacción de las necesidades básicas, las personas necesitan sentirse bien y ser conscientes de ello. Pero esto necesita aprenderse.(Bisquerra. 2011.p. 54.)

Objetivos de la Educación Emocional  
 La  educación emocional persigue los siguientes objetivos generales:
a. Adquirir un mejor conocimiento de las propias emociones.
b. Identificar las emociones de los demás.
c. Desarrollar  la habilidad de regular las propias emociones.
d. Prevenir los efectos perjudiciales de las emociones negativas intensas.
e. Desarrollar la habilidad para generar emociones positivas.

f. Desarrollar la habilidad de relacionarse emocionalmente de manera positiva con los demás. 



            Investigación acción.
    Algunas ideas reunidas, después de la lectura. 
La investigación acción es  considerada como un proceso activo de análisis, sobre una problemática escolar.
Nos ayuda a encontrar o dilucidar las causas y una solución, facilitando una solución por medio de la reflexión sobre la práctica misma,  con el objetivo de mejorarla, de una manera positiva,  buscando establecer un puente entre la teoría y la práctica.  

Este proceso exige del docente  una comprensión profunda del problema, tomar conciencia de la realidad y los actores que participan por medio del diálogo. Nos permite tener un doble rol, por un lado investigador y por el otro como participante en la investigación.

Implica una participación activa del docente, que aumenta la autoestima al sentirse  aceptado y valorado, le otorga la oportunidad de tener un espacio para compartir con  otros profesionales las dificultades y las incertidumbres que se viven en el aula, romper con el aislamiento. Refuerza la motivación profesional, para mejorar la actitud en  la práctica docente y ante los cambios.

Lo importante es un verdadero análisis crítico y reflexivo de las prácticas,  para solucionar problemas planteados. 
Pero también pensando en grande, en que el resultado de nuestras experiencias sirva para otros y en un futuro, que sirvan para transformar la realidad y construir nuevos conocimientos. Se  trata de renovar nuestro  compromiso con la educación.

                         
Esperanza Bausela Herreras
Nos dice que la investigación acción. “Es una forma de entender la enseñanza, no sólo de investigar sobre ella. La investigación – acción supone entender la enseñanza como un proceso de investigación, un proceso de  continua búsqueda. Conlleva entender el oficio docente, integrando la reflexión y el trabajo intelectual en el análisis de las experiencias que se realizan, como un elemento esencial de lo que constituye la propia actividad educativa.”