Reflexión personal sobre la importancia del juego
"Para un niño,
jugar es la cosa más seria del mundo".
(Batllori, 1993, p. 38)
(Batllori, 1993, p. 38)
Para relatar mí experiencia, sobre el viaje
educativo
que realicé en el Profesorado de Nivel
Inicial.
Me encontré
pensando en los días… pensar en
todos esos días que pueden ser iguales. Despertar a la misma hora, realizar las obligaciones de
siempre, seguir una rutina, cumplir con un horario, mantener un
orden, seguir
una regla, un mandato, explícito o implícito, que llevo encarnado en la
suela
del zapato, que me acompaña a todos lados.
Todos los días pueden ser iguales, parecidos. Pero el
miércoles 18 de septiembre,
me toco cumplir con otra tarea planificada,
organizada, calculada, con un propósito
con una meta a la cual llegar al fin
del día.
Entonces allí estaba desde muy temprano, realizando un viaje “grupal” a la ciudad
de Córdoba para
visitar el Museo Barrilete.
Por decirlo así parece, común o igual a otro de tantos
días, pero… Conforme fue
pasando el día, fui descubriendo el modo de sacarle el
jugo a mí manera, a esta experiencia “grupal”.
Al llegar a destino me sentí curiosa envuelta en un lugar lleno de ideas coloridas,
de proyectos, de arte, de una cálida magia. Se
respiraba en el ambiente, todas
esas
horas de trabajo, pero esas horas de trabajo que uno realiza disfrutando, donde
se llega a un producto, a un diseño para el deleite de nuestros ojos, para el
disfrute de
los otros, pero principalmente para compartir.
Resulto ser un museo interactivo con talleres para
desarrollar la creatividad, con
rizos de colores, piedras que nadaban, lleno de fenómenos físicos, químicos,
mecánicos y visuales, pero la esencia del lugar se encontraba en el juego.
Una variedad de juegos enfocados en la diversión y el
entretenimiento, esa
diversión de lo espontáneo que llevan como actividad
primaria y natural todos
los niños. Pero allí me encontraba yo, junto
con todas esas personas adultas,
vivificando, recreando la infancia.
Entonces me di cuenta de todo lo aburrido de la rutina, tan mecanizado,
estructurado, que hacemos cada
día. Tiene base en nuestra infancia, esa
etapa
llena de procesos de una importancia trascendental.
Pensaba que si son
en estos primeros años de vida, en el
que cada uno va
formando los pilares y valores fundamentales para la futura
vida en sociedad y la identidad. Como no considerar al JUEGO.
Y
ahora de grande, estudiando una carrera para estar entre tantos niños/as, cae
como indispensable, lo que fue siempre indispensable para mí de pequeña, jugar.
Qué
bueno!! Entonces que el juego en el nivel inicial sea
una de las actividades más primarias e importantes que desarrollann los niños/as, como una actividad libre, espontánea y
esencialmente placentera, que no se encuentra impuesta o dirigida
desde afuera, que realiza con un exquisito entusiasmo. Los
niños/as mientras
juegan libremente forman sus propias reglas, forman sus
propios significados,
le otorgan su valor y con alegría jugando con sus pares.
Como no darle, al juego su lugar como un derecho, como
un privilegiado derecho.
Como no
compartirlo con ellos, si es un poco volvernos pequeños, para ir
creciendo juntos… jugando.
El museo eleva este
sentido del juego como la opción más
indispensable.
Me dejo un abanico de posibilidades, de opciones
de herramientas para llamar
el interés de los niños, pude ver como se trata de
adoptar el juego como la mejor herramienta
o estrategia, usándola para desarrollar
las potencialidades de los
niños/as.
Como adultos un poco ciegos, faltos de este sentido de
diversión, culpa de la
monotonía del mundo de las responsabilidades. Me resulto importante, destacar la posibilidad de regar
un poco el niño que llevamos dentro, regarlo de estas buenas
ideas, modificar
las estrategias ya utilizadas, combinarlas y enriquecerlas.
Creo que el viaje apunto a incentivar en todas nosotras
la reflexión sobre la importancia del juego, reflexionar sobre los elementos utilizados, que no siempre
sean los
mismos, valorar el tiempo y el
lugar que se otorga a los/las niños/as, respondiendo
a sus intereses, a su contexto social, revisar lo planificado y el resultado, realizar
una
praxis sobre lo vivenciado, sin
descuidar esta instancia que sirve para
reconocer las dificultades y conflictos
posibles.
Tener en cuenta al juego como actividad específica, que
supone un compromiso y
una intencionalidad para transmitir jugando, para ir desarrollo, actitudes, valores y capacidades representativas, como la
creatividad, la imaginación, la comunicación.
Una actividad en la que irán poniendo
a prueba su conocimiento, ampliando su capacidad de comprensión del mundo. Aprenderán la
relevancia de jugar en grupos a tolerar la postura de los oponentes, también conocen lo que es competir sanamente y a tratar de vencer a partir de las propias capacidades. Todos estos elementos
hacen
que las personas puedan crecer intelectual, mental, emocional, física y socialmente
a partir del juego, cumpliendo y siguiendo reglas que hacen que el desarrollo
del
mismo sea mucho más efectivo.
Después de todo
respire profundo porque según lo establecido, que recuerden
como dije del
principio, es mi piedra en el zapato, que no me deja saltar fuera de las casillas,
ni imaginar mundos
posibles.
Encontré el aval en
otros adultos, para que no crean que lo inventamos, existen
muchos
especialistas y doctores
en Psicología Educacional. Como María Regina Öfele entre otros tantos que
dice: “si consideramos que el
juego es uno de los primeros lenguajes del niño y una de sus primeras
actividades, a través del cual conoce el
mundo que lo rodea incluyendo las
personas, los objetos y el funcionamiento de los mismos y la forma de manejarse
de las personas cercanas, no podemos excluir el
juego del ámbito de la
educación formal" (Öfele, 1999, p.4)
Así es como la
escuela debe no sólo respetar sino también favorecer la diversidad
de juegos, interesantes y
desafiantes. Se trata de garantice el juego como un
derecho, que bride
a cada unos de los niños/as oportunidades y los materiales necesarios,
permitiéndole, pero no exigiéndolo, para
que todo lo que aprenda sea
significativo y lo haga feliz. Porque jugar se hace
siempre con placer.
Como sucedió con la enseñanza que nos dejo la visita al
Museo Barrilete, nos
permitió jugar y
jugando aprendimos su importancia.
"El juego no es
sólo juego infantil. Jugar, para el niño y para el adulto...,
es una forma de
utilizar la mente e, incluso mejor, una actitud sobre
cómo utilizar la mente.
Es un marco en el que poner a prueba las cosas, un invernadero en el que poder
combinar pensamiento, lenguaje y fantasía".
(Bruner, 1984, p.219)
(Bruner, 1984, p.219)
Gabriela E. Torena
No hay comentarios:
Publicar un comentario