Dangling Pink Hearts

jueves, 8 de mayo de 2014

EL JUEGO

Reflexión personal sobre la importancia del  juego
"Para un niño, jugar es la cosa más seria del mundo".
(Batllori, 1993, p. 38)

Para relatar mí experiencia, sobre el viaje 
educativo que realicé  en el Profesorado de Nivel Inicial.
 Me  encontré  pensando en los días…  pensar en
 todos esos  días que  pueden ser iguales. Despertar  a la misma hora, realizar las obligaciones de siempre, seguir una rutina, cumplir con un horario, mantener un 
orden, seguir una regla, un mandato, explícito o implícito, que llevo encarnado en la 
suela del zapato, que me acompaña a todos lados.

Todos los días pueden ser iguales, parecidos. Pero el miércoles 18 de septiembre, 
me toco cumplir con otra tarea planificada, organizada, calculada, con un propósito 
con una meta a la cual llegar al fin del día.
Entonces allí estaba desde muy temprano,  realizando  un viaje “grupal” a la ciudad 
de Córdoba para visitar el Museo Barrilete.
Por decirlo así parece, común o igual a otro de tantos días, pero… Conforme fue 
pasando el día, fui descubriendo el modo de sacarle el jugo a mí manera, a esta experiencia “grupal”.

Al llegar a destino me sentí curiosa  envuelta en un lugar lleno de ideas coloridas, 
de proyectos, de arte, de una cálida  magia. Se  respiraba en el ambiente, todas  
esas horas de trabajo, pero esas horas de trabajo que uno realiza disfrutando, donde se llega a un producto, a un diseño para el deleite de nuestros ojos, para el disfrute de 
los otros, pero principalmente para compartir.
Resulto ser un museo interactivo con talleres para desarrollar la creatividad, con
 rizos de colores, piedras que nadaban,  lleno de fenómenos físicos, químicos, 
mecánicos y visuales, pero la esencia del lugar se encontraba en el juego.
Una variedad de juegos   enfocados en la diversión y el entretenimiento, esa 
diversión de lo espontáneo que llevan como actividad primaria y natural  todos 
los niños. Pero allí me encontraba yo, junto con todas esas personas adultas, 
vivificando, recreando la infancia.
Entonces me di cuenta de   todo lo aburrido de la rutina, tan  mecanizado, 
estructurado, que hacemos cada día. Tiene base en nuestra  infancia, esa etapa  
llena de procesos  de una importancia trascendental.
Pensaba que si  son en   estos primeros años de vida, en el que cada uno va 
formando los pilares y valores fundamentales para la futura vida en sociedad y la identidad. Como no considerar al JUEGO.
Y ahora de grande, estudiando una carrera para estar entre tantos niños/as, cae
 como indispensable, lo que fue siempre indispensable para mí de pequeña, jugar.
Qué bueno!! Entonces que el juego en el nivel inicial  sea una de las actividades más primarias e importantes que desarrollann los niños/as, como  una actividad libre, espontánea y esencialmente placentera, que no se encuentra  impuesta o dirigida 
desde afuera, que  realiza con un exquisito entusiasmo. Los niños/as mientras 
juegan libremente forman sus propias reglas, forman sus propios significados, 
le otorgan su valor y con alegría jugando con sus pares.
Como no darle, al juego su lugar como un derecho, como un privilegiado derecho.
 Como no  compartirlo con ellos, si es un poco volvernos pequeños, para ir creciendo juntos… jugando.
El museo eleva  este sentido  del juego como la opción más indispensable.  
Me  dejo un abanico de posibilidades, de opciones de herramientas para llamar 
el interés de los niños, pude ver como se trata de adoptar el juego  como la mejor herramienta o estrategia, usándola  para desarrollar las potencialidades de los 
niños/as.
Como adultos un poco ciegos, faltos de este sentido de diversión, culpa de la 
monotonía del mundo de las responsabilidades. Me  resulto  importante, destacar la posibilidad de regar un poco el niño que llevamos dentro, regarlo de estas buenas
 ideas, modificar las estrategias ya utilizadas, combinarlas y enriquecerlas.

Creo que el viaje apunto a incentivar en todas nosotras la reflexión sobre la importancia del juego,  reflexionar  sobre los elementos utilizados, que no siempre sean los
 mismos, valorar  el tiempo y el lugar que se otorga a los/las niños/as, respondiendo 
a sus intereses,  a su contexto social, revisar  lo planificado y el resultado, realizar 
una praxis  sobre lo vivenciado, sin descuidar esta instancia que sirve para 
reconocer las dificultades y conflictos posibles.
Tener en cuenta al juego como actividad específica, que supone un  compromiso y 
una  intencionalidad para  transmitir jugando,  para ir desarrollo, actitudes, valores y  capacidades representativas, como la creatividad, la imaginación, la comunicación. 
Una actividad en la que    irán  poniendo a prueba su conocimiento, ampliando su capacidad de comprensión del mundo. Aprenderán  la relevancia de jugar en grupos a tolerar la postura de los oponentes,   también conocen lo que es  competir sanamente y a tratar de vencer a partir de las propias capacidades. Todos estos elementos hacen
 que las personas puedan crecer intelectual, mental, emocional,  física y socialmente a partir del juego, cumpliendo y siguiendo reglas que hacen que el desarrollo del
 mismo sea mucho más efectivo.

Después de todo respire profundo porque según lo establecido, que recuerden 
como dije del principio, es mi piedra en el zapato, que no me deja saltar  fuera de las casillas,
 ni imaginar mundos posibles.
Encontré el aval en otros adultos, para que no crean que lo inventamos, existen 
muchos especialistas y doctores en Psicología Educacional. Como  María Regina Öfele entre otros tantos que dice: “si consideramos que el juego es uno de los primeros lenguajes del niño y una de sus primeras actividades, a través del cual conoce el
 mundo que lo rodea incluyendo las personas, los objetos y el funcionamiento de los mismos y la forma de manejarse de las personas cercanas, no podemos excluir el
 juego del ámbito de la educación formal" (Öfele, 1999, p.4)

Así  es como la escuela debe no sólo respetar sino también favorecer  la diversidad 
de juegos, interesantes y desafiantes. Se  trata de  garantice  el juego como un 
derecho, que  bride  a cada unos de  los niños/as   oportunidades  y los materiales necesarios, permitiéndole,  pero no exigiéndolo, para que  todo lo que aprenda sea significativo y lo haga feliz. Porque  jugar se hace   siempre con placer.
Como sucedió con la enseñanza que nos dejo la visita al Museo Barrilete, nos 
permitió jugar  y jugando aprendimos su importancia.




"El juego no es sólo juego infantil. Jugar, para el niño y para el adulto..., 
es una forma de utilizar la mente e, incluso mejor, una actitud sobre 
cómo utilizar la mente. Es un marco en el que poner a prueba las cosas, un invernadero en el que poder combinar pensamiento, lenguaje y fantasía".
(Bruner, 1984, p.219)





                     Gabriela E. Torena

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