“La
educación emocional como
herramienta transversal y esencial en el proceso de enseñanza y aprendizaje”
Nos
encontramos en tiempos difíciles, de crisis, y cambios constantes
sumergidos y pendientes de los constantes avances tecnológicos. Ante esta
situación es muy común encontrarnos con
grupos de niños/as que carecen de ciertas habilidades y
recursos como tolerancia y empatía.
Cuyo control emocional es casi nulo o inexistente,
se muestran frágiles e irritables ante los fracasos respondiendo de manera
agresiva y hostil. Estas reacciones son perjudiciales ya que limitan sus
relaciones e integración en el grupo de iguales.
La meta del siguiente proyecto es demostrar
cómo trabajar los sentimientos y
emociones dentro del aula, favorecen el desarrollo de las competencias emocionales,
y cómo este es un elemento esencial en el proceso de razonamiento y el aumento del bienestar integral personal y
social.
Etimológicamente
el término de emoción viene del latín emotio – onisque significa el
impulso que induce a la acción. De ahí que las emociones son importantes para
el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Daniel Goleman, Doctor y Profesor de Psicología en la Universidad de
Harvard; cofundador de la Sociedad para el Aprendizaje Académico, Social y
Emocional en el Centro de Estudios Infantiles de la Universidad de Yale, cuya
misión es ayudar a las escuelas a introducir cursos de educación emocional:
Define a la Inteligencia Emocional como un subconjunto
de la inteligencia general que comprende la capacidad de controlar los
sentimientos y emociones propias así como los de los demás, de discriminar
entre ellos y utilizar esta información para guiar nuestro pensamiento y
nuestras acciones.
A demás el constructo
Inteligencia Emocional hace referencia al conjunto de habilidades
que contribuyen a la identificación, evaluación, expresión y regulación de las
emociones; así como, la canalización de la afectividad para motivar, plantear y
facilitar los procesos de pensamiento y la resolución de problemas (Mayer y
Salovey 1997). Es así como en este concepto se constituye el vínculo entre el sistema cognitivo y
afectivo en los seres humanos.
Para lograr
esta inteligencia emocional es necesario alfabetizar emocionalmente, desde una
educación emocional que posibilite el manejo de las capacidades y habilidades emocionales,
que sirvan a los sujetos a desenvolverse en un futuro.
Bisquerra (2000: 243) Define la educación
emocional como: Un proceso educativo, continuo y permanente, que
pretende potenciar el desarrollo emocional como complemento indispensable del
desarrollo cognitivo, constituyendo ambos los elementos esenciales del
desarrollo de la personalidad integral. Para ello se propone el desarrollo de
conocimientos y habilidades sobre las emociones con el objeto de capacitar al
individuo para afrontar mejor los retos que se plantean en la vida cotidiana.
Todo ello tiene como finalidad aumentar el bienestar personal y social.
Como hace
referencia la Ley de Educación Nacional 26.206, ARTÍCULO 20. Son objetivos de la Educación Inicial:
Promover el aprendizaje y desarrollo de los/as niños/as de cuarenta y cinco
(45) días a cinco (5) años de edad inclusive, como sujetos de derechos y
partícipes activos/as de un proceso de formación integral, miembros de una
familia y de una comunidad. Promover en
los/as niños/as la solidaridad, confianza, cuidado, amistad y respeto a sí
mismo y a los/as otros/as.
Entendiendo
que el fin de la educación es el pleno desarrollo de la personalidad
integral del alumnado, teniendo en cuenta sus sentimientos,
pensamientos y necesidades.
Apoyo personalmente las ideas de Lucas J. J. Malaisi, Licenciado en Psicología
egresado en la Universidad Católica de Cuyo. Presidente de la Fundación
Educación Emocional Argentina. Autor de los libros “Cómo ayudar a los niños de
hoy, Educación Emocional”.
Plantea un proyecto de Ley de Educación Emocional, cuyo objetivo es. ARTÍCULO Desarrollar, mediante la enseñanza formal, cada una de
las habilidades emocionales –conocimiento de uno mismo, autorregulación
emocional, motivación o aprovechamiento productivo de las emociones, empatía y
habilidades sociales- como las habilidades para elegir en cada niña y niño y
tutores/as –docentes y padres- mediante la Educación Emocional. ARTÍCULO
4º: Inclúyase en la Currícula Educativa las prácticas de Educación
Emocional en forma transversal a cada contenido curricular. Asimismo, inclúyase
la asignatura titulada Educación Emocional como contenido obligatorio
constituyente de una unidad pedagógica en la Educación Primaria, Especial,
Secundaria, Superior, Permanente de Jóvenes y Adultos, en Contextos de
Privación de Libertad y Domiciliaria y Hospitalaria. Dichos contenidos y
dinámicas serán abordados asimismo en forma trasversal a todas las asignaturas
que actualmente constituyentes de la currícula educativa, sin perjuicio de la
asignatura que por esta ley se crea.
La educación emocional, con la
intención de promocionar el bienestar consciente en la infancia y adolescencia
es una responsabilidad social en la que están implicados el mundo educativo,
las familias, la Administración pública y la sociedad en general. Es importante
que la ciudadanía tome conciencia de ello. Más allá de la satisfacción de las
necesidades básicas, las personas necesitan sentirse bien y ser conscientes de
ello. Pero esto necesita aprenderse.(Bisquerra. 2011.p. 54.)
Objetivos de la Educación Emocional
La educación emocional persigue los siguientes
objetivos generales:
a. Adquirir un mejor conocimiento de las propias emociones.
b. Identificar las emociones de los demás.
c. Desarrollar la habilidad
de regular las propias emociones.
d. Prevenir los efectos perjudiciales de las emociones negativas
intensas.
e. Desarrollar la habilidad para generar emociones positivas.
f. Desarrollar la habilidad de relacionarse emocionalmente de
manera positiva con los demás.